“Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad la justicia, reprended al opresor, defended al huérfano, abogad por la viuda.” Isaias 1:16 y 17.
El pecado es algo sutil, puede que ni siquiera nos demos cuenta, que en nuestros corazones puede estar anidado el pecado
Así que quienes mas necesitan del arrepentimiento y el perdón puede que no sean consientes de su situación espiritual.
Nosotros debemos examinarnos permanentemente y arrepentirnos de cualquier cosa que pueda ofender a Dios. Él es fiel y justo y nos restaura con amor, así podremos cumplir con su pedido.
Que Dios nos bendiga. Elena