Hay momentos en la vida en los cuales no sabemos como seguir. Los problemas nos abruman, nos invade el miedo, nos sentimos cansados y hasta creemos que nadie nos ama.
Es en esos momentos cuando Dios nos dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías 41:10). Él conoce nuestras debilidades, por eso nos dice que estará con nosotros siempre.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.” (Mateo 11:28-30). En Él, solo en Él, hallaremos descanso.
“Venid”. Que preciosa invitación. “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.” Cuanta falta nos hace, en estos tiempos de tanta violencia, la mansedumbre y ni hablar de la humildad ¡Cuanto tenemos que aprender de nuestro Padre!
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
Él entregó a su hijo por nosotros, Jesús cumplió con la ley del Antiguo Testamento.¡Por nosotros! Por eso tengamos cuidados cuando recurrimos a esa parte de las escrituras, tengamos cuidado cuando se nos predique solo del Antiguo Testamento o nos propongan cumplir con ciertas formas que eran para aquel tiempo y aquellas circunstancias.
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” (Juan 13-34)
Nuestro deber como hijos de Dios es cumplir con sus mandamientos, el amor predomina en todos ellos. “Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” ¡GUAU! No solo pide que nos amemos, sino que lo hagamos ¡Como Él lo hace!
Al recordar estos versículos, vemos que en los momentos duros, Dios aparece con sus suaves, verdaderas y alentadoras palabras, que nos motivan, nos estimulan y hacen que cambiemos nuestra visión. Es aquí donde nos damos cuenta lo valioso que es conocer Su Palabra, es aquí, donde vemos que cada vez que pasamos tiempo estudiando Su Palabra, es un tiempo bien invertido.
Los cristianos conocemos a Dios por medio de su Palabra, y al conocer la Palabra sabemos qué nos ofrece y qué nos demanda. No podrán venir falsos profetas a contarnos otras cosas.
Te invito a estudiar la Biblia, pidiendo a Dios que nos dé la capacidad de comprender lo que Él quiere decirnos.
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