Cuando uno hace cosas en favor de otro, suele decir: “Yo no espero nada a cambio”. ¿Es esto real? Tal ves para algunos, sí lo sea; para mí, no.
Yo espero, ser de bendición. Espero que Dios me mire con agrado y diga “Buena sierva fiel…”.
Como Dios me conoce más que nadie, siempre, pone en mi camino preciosas personas que me bendicen, exhortándome, ORANDO en forma anónima, reconociendo algún trabajo que hayamos hecho juntas, como las terapias de parejas, o individuales, evangelizaciones en distintos lugares, colaborando desde donde podamos con aquellos que lo necesitan.
¡Gracias mi Dios por esos ángeles que me dicen: Estamos orando por ustedes! Y que, sabemos, es verdad. ¡Gracias por aquellos que saben decir te amo! Que nos bendicen con palabras lindas ¡Gracias!
Por todo esto, como sé que no soy la única que espera algo cuando hace algo, propongo que seamos agradecidos con aquellos que de alguna manera nos bendicen.
Para no quedar mal con aquella persona que pueda estar orando por nosotros, y no mencionarla por olvido, nombro solamente a las ancianas del hogar Martín Rodríguez, y en ellas va mi agradecimiento a todas las que nos bendicen de diferentes formas. ¡¡GRACIAS!!
“Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros en nuestras oraciones;” 1 Tesalonicenses 1:2
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Efesios 4:31-32
“Sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.” Efesios 6:7-8
Hagamos de hoy un día de bendición. Si tienes alguien que te ha bendecido, sea de la forma que fuere. Agradéceselo. Si estás con alguien que amas y no se lo has dicho, díselo. Si tienes que pedir perdón por algo hazlo. Puedes hacer de hoy un gran día. ¡Que Dios te bendiga!